Los ataques de phishing son una de las amenazas más comunes en Internet y, a la vez, una de las más efectivas. Este tipo de fraude busca engañar a los usuarios mediante correos electrónicos, mensajes o páginas falsas que imitan servicios legítimos, con el objetivo de robar contraseñas, datos bancarios o información personal. Aprender a detectarlos es la mejor defensa frente a estas estafas cada vez más sofisticadas.

Las señales que te ayudarán a proteger tu cuenta y tus datos personales
Una de las primeras pistas suele estar en la dirección del remitente. Aunque el mensaje parezca provenir de una empresa conocida, conviene comprobar la dirección completa. Los ciberdelincuentes suelen utilizar dominios parecidos al original, sustituyendo una letra o añadiendo un carácter. Por ejemplo, un correo de micros0ft.com o microsfot.com es claramente fraudulento, aunque a simple vista parezca auténtico.
Los ataques de phishing suelen generar sensación de urgencia: alertan de un supuesto problema con la cuenta, amenazan con suspender un servicio o prometen un reembolso inmediato. Este tipo de mensajes buscan que el usuario actúe sin pensar y haga clic en un enlace o descargue un archivo.
Precisamente los enlaces son una de las trampas más habituales. Antes de pulsar sobre ellos, conviene pasar el cursor por encima (sin hacer clic) para comprobar la dirección real. Si no coincide con la web oficial o lleva a una página con un dominio desconocido, lo más probable es que se trate de una estafa. También es importante desconfiar de los archivos adjuntos en correos inesperados, especialmente si tienen extensiones como .exe, .zip o .docm.
Las empresas legítimas nunca solicitan contraseñas o información confidencial por correo electrónico. Si un mensaje pide que introduzcas tus datos de acceso, número de tarjeta o código de verificación, se trata de un intento de robo. En esos casos, lo más recomendable es acceder directamente al sitio web escribiendo la dirección en el navegador o utilizando la aplicación oficial.
El aspecto visual del correo también puede delatarlo. Errores gramaticales, logotipos pixelados o un formato poco profesional son señales de advertencia. Sin embargo, los estafadores cada vez imitan mejor los diseños originales, por lo que confiar únicamente en la apariencia ya no es suficiente.
Para aumentar la seguridad, es recomendable activar la verificación en dos pasos en todas las cuentas importantes. Este sistema añade una capa adicional de protección al requerir un código temporal enviado al móvil o generado por una aplicación de autenticación. De esta manera, aunque un atacante consiga la contraseña, no podrá acceder sin el segundo factor.
Las empresas tecnológicas y los proveedores de correo electrónico también han incorporado filtros y avisos automáticos que ayudan a identificar mensajes sospechosos. Aun así, la vigilancia personal sigue siendo esencial. La regla de oro es desconfiar de cualquier correo que genere prisa o pida información sensible.
Si sospechas que has recibido un correo falso, no respondas ni hagas clic en ningún enlace. Puedes marcarlo como spam o phishing para ayudar a mejorar los filtros automáticos. En caso de haber facilitado tus datos, cambia las contraseñas inmediatamente y contacta con tu banco o servicio afectado.
La educación digital es clave para frenar estas amenazas. Familiarizarse con las técnicas más habituales y compartir esta información con familiares y amigos reduce considerablemente el riesgo de caer en un engaño. Mantener el software actualizado, utilizar contraseñas seguras y desconfiar de los mensajes inesperados son hábitos básicos de ciberseguridad que todos los usuarios deberían adoptar.